¿Quieres ser guerrero/a o valiente?
Es la pregunta que siempre me hago cuando pienso en sentimientos y emociones
acorazadas. A lo largo de mi corta vida me he cruzado con muchas personas
empedradas y puedo asegurarte que ninguna era plenamente feliz (no cantaban
cuando conducían y hace pocos días leí que las personas más felices cantan
mientras van en coche). Estas personas no usaban los ingredientes básicos emocionales:
hablar consigo mismo y mostrar al resto deseos, miedos, dudas, ideas…
Es cierto que el bando de la
Compañía Gris nunca habría vencido a los orcos de Sauron sin sus corazas pero
en esa batalla lo más importante fue la estrategia y para eso sobran corazas y
armas. Los orcos pensaban que por ir acorazados hasta las entrañas ganarían la
batalla pero la realidad no es esa, la coraza solo servía para proteger su
mayor atuendo: inseguridad.
El acorazamiento es la consecuencia
de no saber nuestras emociones afrontar ciertas situaciones, no conocen armas
para combatirlas y la reacción es desarrollar de forma innata Mecanismos de Defensa. Guerreros que
escogen su propia arma de lucha creando una coraza cuya protección altera su
calidad emocional.
Esta coraza puede alterar la visión
de la realidad que nos rodea y limita nuestra evolución personal,
convirtiéndonos en personas ariscas y con nula capacidad de generar ilusión.
Esto hace que poco a poco nos destruyamos y dejemos víctimas en nuestro
círculo.
Libérate, seamos honestos con
nosotros mismos, quítate esa venda y la armadura y sé valiente. Dirige el timón
de tu vida sin ataduras impuestas por ti mismo y lucha con estrategia y sin
armadura.
Yo he visto piedras romperse en
lágrimas de arena. Puedes saltar al vacío y quitarte todo ese hierro o vivir el
resto de tu vida siendo como los buques acorazados de guerra (que por cierto
solo duraron de 1875 hasta la Segunda Guerra Mundial y fueron sustituidos. Dejo
en tu mente las conclusiones).
Y tú, ¿perteneces a la Compañía Gris o eres un orco?.
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